miércoles, 19 de agosto de 2015

Cuerpo y Voluntad

Cuerpo y voluntad
Cuando alguien va a un restaurant: ¿Qué es lo primero que uno come?
Podría elegir un pechito de cerdo, con un leve colchón de verduras, rebosado  con     una salsa caramelizada, acompañado por  una guarnición de papas fritas. Cuando a un bebe se lo alimenta,  casi siempre está acompañado con palabras, que podrían ir  desde la escena clásica de un avión que trae un puré de calabaza, hasta el: - mmm!   Que rica esta mema. Es decir, desde muy pequeños, cuando a uno le traen la comida, no es sin las palabras del menú.
Con el cuerpo, pasa algo similar. Los humanos accedemos a tener un cuerpo a través del menú de las palabras y del lenguaje. En lo humano lo instintual, lo innato, lo llamamos reflejos. El de succión, es uno de los que contamos para alimentarnos,  pero nos basta para la supervivencia, necesitamos de otro que nos alimente, nos cuide, nos proteja y nos hable.
Es un observable que un bebe, no cuenta  con la batería de funciones orgánicas que   le permita, por ejemplo tener un cuerpo y/o hacer uso de él.
Esto se debe a la condición humana, caracterizada por una inmadurez orgánica. Es decir, construir un cuerpo para que sea algo que se pueda coordinar.
El psicoanálisis toma en cuenta este observable, el cuerpo es distinto al organismo.  Tratándolo esencialmente con palabras, y abordando  fenómenos en donde  la voluntad es impotente.  
Las actividades deportivas, de salud y/o recreativas están regidas, acompañadas y       reguladas por palabras que le dicen al cuerpo lo que hay que hacer, para marchar    correctamente. A veces el gusto por la actividad, se pierde, cuando ella está regulada por la obtención de un rendimiento. Cada persona tiene una relación particular con su cuerpo y con las órdenes.
Hay ocasiones que en las actividades se filtran cuestiones neuróticas: entrenamientos    llevados a extremos, poniendo en riesgo la salud del organismo, cuando se quiere  alcanzar una imagen de delgadez u obtener abdominales marcados, con el solo fin    de hacer del cuerpo  algo atractivo. Se confunde el cuerpo como imagen, con el  organismo, sin percibir que es este último, el que sufre.

Los invito a seguir una serie notas y los convoco a participar de las actividades en        donde abordare esta temática, tan apasionante como actual.

miércoles, 21 de enero de 2015

¿El amor de hoy, es mejor que en los tiempos de nuestros padres?

La idea del amor solido vs el de amor líquido.

Propongo un pequeño desarrollo, que invite a reflexionar sobre el amor como  producto social, el amor en la actualidad y que aportes hace el psicoanálisis hoy.

Qué significa, que el amor es un producto social?

En todas las épocas, a través del discurso que cada una inventa, en su situación social-histórica, geográfica, política;  produce ideas, conceptos, pensamientos que tienen como efecto maneras de hacer y ser en este caso, en el amor; más allá de que una persona sea consciente o no de este hecho;  durante generaciones lo social, a través de su discurso, brinda matrices de identificatorias. Definiendo esto último, como las cosas que “creemos compartir”, en una comunidad considerándolas de valor. Qué maneras de ser y hacer definen, lo masculino y lo femenino, las formas de unión y separación, la concepción de una familia.
El arte, es quizás el futurólogo de cada época, marca y quizás anteceda determinadas formas de vivir lo humano. La literatura es un ejemplo maravilloso de como sucede esto y que concepciones del amor van marcando lo social.
En la Edad Media, se pensaba que el universo giraba en torno a la tierra y por ende Dios era en centro de todo, por lo que el amor místico se hace presente en innumerables oportunidades. También en esta época nace la concepción de amor cortés, fuertemente influida por las ideas de Platón y por la noción de amor idealizado. El caballero medieval se sometía totalmente a su dama, rindiéndole vasallaje del mismo modo que actúa el señor feudal de acuerdo a las reglas de la caballería. La mujer amada era imposible de alcanzar, idealizada y admirada en secreto, con lo que el amor deja de concebirse como un impulso sensual y se convierte en un estado de gracia que ennoblece al hombre. Una de las obras representativas de este tipo de amor idealizado es la historia de amor de Tristán e Isolda. En esta historia, Tristán viaja a Irlanda para buscar a Isolda, quien debe casarse con el rey Mark (quien era tío de Tristán). Accidentalmente beben una poción mágica y se enamoran perdidamente a pesar del compromiso del rey con la mujer. De esta separación forzosa nace el sufrimiento del enamorado, que será una de las características del amor a partir de este momento histórico. También con Tristán e Isolda nace la idea de que el amor es un sentimiento irracional, asociado a la locura o la magia. 

lunes, 13 de octubre de 2014

La perdida del amor. ¿La mujer se angustia más que el hombre, por la pérdida del amor?


Dos aclaraciones, antes de comenzar:
1.      La pérdida del amor, es un tema muy amplio, que puede ser abordado de diferentes formas, en mi caso voy a tomar un aspecto, una parcialidad. Que intenta articular la angustia y el amor.
2.      Este escrito, parte de la lectura que realizo de los pacientes en mi práctica,  ubicando los desarrollos teóricos producidos por Freud y Lacan a partir de  sus experiencias clínicas, que son útiles a mi entender, para responder al         interrogante planteado.

Se dice que la mujer, en general, suele estar más angustiada que el hombre, es decir, suele estar más en contacto con la angustia.
Existen diferencias, en el hombre y en la mujer, con respecto a las distintas situaciones que puedan llegar a provocarla.
La condición de hombría, en el hombre está ligada, al tener. Por lo tanto la angustia aparece en situaciones donde su condición se encuentra amenazada, en donde  deja de tener, lo que para cada uno, tiene importancia vital.
En cambio, la mujer se angustia por la pérdida del amor.
Esta orientación es general, lo cual no significa, que un hombre, no se angustie, cuando pierde a su pareja, por ejemplo.
Entonces, en ambos, la angustia, no se manifiesta con la misma intensidad, ni tampoco surge ante las mismas situaciones, y es también diferente lo que la provoca.

viernes, 10 de octubre de 2014

viernes, 19 de septiembre de 2014

¿La mujer se angustia más que el hombre, por la pérdida del amor? Primera Parte


Dos aclaraciones, antes de comenzar:
1.      La pérdida del amor, es un tema muy amplio, que puede ser abordado de diferentes formas, en mi caso voy a tomar un aspecto, una parcialidad. Que intenta articular la angustia y el amor.
2.      Este escrito, parte de la lectura que realizo de los pacientes en mi práctica,  ubicando los desarrollos teóricos producidos por Freud y Lacan a partir de sus experiencias clínicas, que son útiles a mi entender, para responder al           interrogante planteado.


Es, una lectura clínica y quizás de la vida cotidiana, que la mujer, en general, suele estar más angustiada que el hombre, es decir, suele estar más en contacto con la angustia.
Existen diferencias, en el hombre y en la mujer, con respecto a las distintas situaciones que puedan llegar a provocarla.
La condición de hombría, en el hombre está ligada, al tener. Por lo tanto la angustia aparece en situaciones donde su condición se encuentra amenazada, en donde  deja de tener, lo que para cada uno, tiene importancia vital.
En cambio, la mujer se angustia por la pérdida del amor.
Esta orientación es general, lo cual no significa, que un hombre, no se angustie, cuando pierde a su pareja, por ejemplo.
Entonces, en ambos, la angustia, no se manifiesta con la misma intensidad, ni tampoco surge ante las mismas situaciones, y es también diferente lo que la provoca.
¿Cómo se produce esto?
El hombre y la mujer subjetivan de diferente forma, la pérdida.
Subjetivar, significa en este caso, que la experiencia de una pérdida, en el inconsciente, es interpretado de diversas maneras otorgándole un valor particular, es decir, es el dato de la perdida, lo que moviliza a la valoración inconsciente.  Y este valor está relacionado, en general, con la masculinidad y la femeneidad.
Decir que, para el inconsciente la perdida en ambos se interpreta distinto, implica que la persona no puede darse cuenta conscientemente, de este proceso.
En el hombre, por ejemplo, la pérdida de un trabajo, es casi siempre vivida con angustia.
Es una observación clínica, que bajo estas condiciones, aparece en el paciente lo que denomino “un algo más”, un plus, que se pone en juego bajo esta circunstancia; su masculinidad. Para evocar el decir de un paciente: “para mi perder mi trabajo, es una catástrofe”
La mujer, ante la misma situación, reacciona, casi siempre, diferente, es decir, sin poner en juego ese plus; no significa que no esté preocupada (estar preocupada, no es lo mismo que estar angustiada).
En la mujer. ¿Cómo se presentífica, ese “algo más”?  
Aparece en situaciones donde se pone en juego, la pérdida del amor, sea de un hijo, una pareja, un amiga/o o un familiar. A este plus, Freud lo denomina femeneidad.
En el inconsciente de la mujer, por su condición;  la pérdida del amor queda significada como un peligro que atenta contra la homeostasis psíquica[1]. Y la angustia es entonces su señal.
A partir de su práctica, Freud hace todo un desarrollo teórico, sobre la angustia y la define, como un estado afectivo, que aparece frente a un peligro real y va a acompañado, en general, de una reacción de huida que nos permite preservarnos. Es decir, es ante todo una señal, que implican manifestaciones en lo corporal (sensación de falta de aire, palpitaciones, sensación de mareo, sequedad de boca, sudores en las manos, pies, axilas, entre otras). En la angustia no existen palabras solo están los signos del cuerpo.
Agrega, que sin embargo existen situaciones, momentos y lugares que no representan ningún peligro real para la persona, pero sin embargo la angustia aparece.
Este, es el punto desde donde parto, es decir, para estas situaciones Freud sigue verificando, que la angustia es señal de peligro.





[1] Homeostasis: es una propiedad de los organismos vivos que consiste en su capacidad de mantener una condición interna estable compensando los cambios en su entorno mediante el intercambio regulado de materia y energía con el exterior. Se trata de una forma de estado estacionario dinámico que se hace posible gracias a una red de sistemas de control realimentados que constituyen los mecanismos de autorregulación de los seres vivos. Ejemplos de homeostasis son la regulación de la temperatura y el balance entre acidez y alcalinidad (pH).

miércoles, 2 de julio de 2014

¿El suicidio es una enfermedad?


Introducción:
La palabra suicidio procede de dos términos en Latín: sui que significa “de sí mismo”, y caedere: que significa “matar”, es decir, “matarse a sí mismo”.
Este acto, en diversas épocas y culturas, tuvo valores diferentes:
Probablemente ha existido desde siempre y en muchas sociedades, pero a lo largo del tiempo ha cambiado su valor. Anteriormente a la era cristiana, en la Roma clásica, el suicidio tenía un valor favorable. Para ellos, la vida merecía la pena ser vivida en términos de cualidad más que de cantidad. Con el advenimiento del cristianismo, el suicidio se transformo en un acto contrario a la razón y pecaminoso. San Agustín en el siglo IV y, más tarde, en el XIII, Santo Tomás de Aquino dan cuerpo teórico a esta posición. Esta idea ha sido fundamental en el mundo occidental hasta casi nuestros días y ha penetrado la sociedad a través de generaciones. Basta recordar para ilustrar este aspecto, el tratamiento legal que la mayoría de los países occidentales han dado al suicidio (hasta el año 1961 el suicidio estaba penado en Inglaterra, por ejemplo). El siglo XVIII trae nueva luz, con la aparición de Rousseau quién parece desplazar a la sociedad el pecado, y con Hume, el cual trata de descriminalizar el acto suicida. El estudio moderno del suicidio comienza con el siglo XX.  

miércoles, 18 de junio de 2014

Una enuresis particular. (parte II)


La palabra enuresis deriva de un vocablo griego que significa "hacer agua".
"Hacerse pis en la cama", "mojarse", "orinarse encima", son expresiones diferentes que utilizamos       para explicar y describir una de las posibles situaciones en donde  el cuerpo no obedece a la voluntad…                                    
El control de la micción es producto de la articulación de dos elementos:
1.      1.   Lo orgánico: se necesita la maduración orgánica adecuada de una serie de mecanismos anatómicos-fisiológicos que intervienen en este proceso.
2.        2. El pasaje del bebe, de la necesidad a la demanda de madre.